Treinta y tres

  1. Sorprendente.
  2. Costa Rica 4-3.
  3. Perdición.
  4. No duermo por las noches.
  5. Somnoliento.
  6. Más hermoso.
  7. Rudo.
  8. Grosero.
  9. Atípico.
  10. De ojos muy claros.
  11. Las letras.
  12. Siete metros.
  13. Aprendizaje de humildad.
  14. Leerte mi libro.
  15. Frente a la vida.
  16. Fachada de dolor.
  17. Ambición.
  18. Despertarte con versos.
  19. Leerte cuentos rusos al dormirte.
  20. Es un don.
  21. Algo que crecía entre nosotros.
  22. Descubrir.
  23. Contracturas.
  24. No construímos, destruimos.
  25. No no no no.
  26. Corregir mentalmente.
  27. Viendo a la pared.
  28. Hablar de las vivencias.
  29. La realidad es poco uniforme y rutinaria.
  30. Poco a poco me acabo.
  31. Dolor tremendo.
  32. Llanto.
  33. Escribir lo que está adentro.

Treinta tres días han pasado y sigo esperando, aunque duermo habitualmente en el sillón de la oficina (algunos días consigo cama) puedo soportarlo porque ya convivo con mi hijo. Ahora me quedaré callado para evitar que salga toda esta violencia, voy a silenciar la impotencia, educar esta cabeza y controlar la rebeldía ante los sucesos. Los cajones miran hacía ti mientras percibo palabras que buscan lastimarme, desplomarme, apagarme, solo sé observar, guardarlo todo en mi memoria.

Años después me leeré, sin sorpresa el tiempo llegará, desconoceré al autor, sanaré y escribiré con firmeza de amor, entonces volveré a ser tan joven como hoy.

Vertigo

Hace unos veinticinco años descubrí en la Quebrada, en Acapulco, lo que hoy sé con certeza: me dan miedo las alturas. Aquel día bajé sentado los escalones de esa escalera que parece infinita porque sentí que en cualquier momento podría caer al acantilado, y si eso sucedía ¿luego cómo regresaba?

¿Me verán volver?

Le digo que no, insisto tres veces en el no, repito una vez más que eso no me da miedo, sin embargo me acorrala, me enreda en su dialéctica y sus ejemplos, que son mis recuerdos, ¿dónde estoy? ¿por qué no puedo responderle? Me quedo sin voz, muevo mi mano para negarlo otra vez y tiemblo, es verdad, es cierto, mientras habla me desarma, me desnuda, siento pena, me da vergüenza, soy pequeño, frágil y me rompo.

– ¿Quieres agua?
– No, estoy bien.

Hoy soñé que iba a correr una carrera de Formula 1, piloto por un día, era todo tan real que no quería despertar, lo estaba disfrutando mucho hasta que intenté marcarles para contarles y nadie contestó… sentí entonces que iba a provocar un choque inmenso y que tal vez no debía participar, que seguramente a tanta velocidad alguien saldría lastimado por mi culpa.

Este individuo tan frágil ante la posibilidad de alcanzar un triunfo realiza esfuerzos, conscientemente o no, por arruinar dicha oportunidad.

Till I Collapse

‘Cause sometimes you just feel tired,
Feel weak, and when you feel weak, you feel like you wanna just give up.
But you gotta search within you, you gotta find that inner strength
And just pull that shit out of you and get that motivation to not give up
And not be a quitter, no matter how bad you wanna just fall flat on your face and collapse.

Alcohol y no agua fluye del manantial de los Ecos

A nadie se le ocurre hacer romanticismo del cáncer y de la literatura, pero todavía queda por ahí quien asocia la bebida con el talento literario o artístico. Pero al único sitio a donde lleva el viaje del alcohol es al sufrimiento, el deterioro y la ruina. Cuando Olivia Laing termina su itinerario americano y toma un avión de vuelta a Reino Unido se le nota mucho el alivio de estar huyendo de tantos fantasmas quejumbrosos.

En el manantial de los Ecos

¿Y si me lees?