Le digo que no, insisto tres veces en el no, repito una vez más que eso no me da miedo, sin embargo me acorrala, me enreda en su dialéctica y sus ejemplos, que son mis recuerdos, ¿dónde estoy? ¿por qué no puedo responderle? Me quedo sin voz, muevo mi mano para negarlo otra vez y tiemblo, es verdad, es cierto, mientras habla me desarma, me desnuda, siento pena, me da vergüenza, soy pequeño, frágil y me rompo.
– ¿Quieres agua?
– No, estoy bien.
Hoy soñé que iba a correr una carrera de Formula 1, piloto por un dÃa, era todo tan real que no querÃa despertar, lo estaba disfrutando mucho hasta que intenté marcarles para contarles y nadie contestó… sentà entonces que iba a provocar un choque inmenso y que tal vez no debÃa participar, que seguramente a tanta velocidad alguien saldrÃa lastimado por mi culpa.
Este individuo tan frágil ante la posibilidad de alcanzar un triunfo realiza esfuerzos, conscientemente o no, por arruinar dicha oportunidad.